ECOCINEMA. La pantalla viva durante el confinamiento

Por: Miguel Ángel Mendoza



¿Quién podría prever lo que ocurriría con la vida cotidiana, a lo largo y ancho del globo durante este año 2020, en el que se declaró la pandemia? Y de haberlo sabido, incluso con un alto grado de certeza, ¿qué medidas se hubieran tomado para combatir los contagios por el virus SARS-CoV-2?

Especialmente en la industria del entretenimiento y, en específico, en el medio del cine y el audiovisual, nadie lo vio venir. Y cuando afirmo que ninguno incluyo desde las grandes distribuidoras y las cadenas de exhibición, hasta las pequeñas y combatientes salas de cine alternativo, en todo el mundo.

Un cierto día te encuentras en un festival de cine y, de súbito, una tras otra, van llegando las noticias de cancelaciones de los que seguían en las semanas siguientes o, también recibes anuncios de nuevas posibles fechas de distintos eventos cinematográficos, encuentros, estrenos, festivales, muestras, presentaciones especiales, en fin. Inicialmente, a la emergencia sanitaria no le dimos mayor importancia hasta que las grandes franquicias y la industria de los blockbusters comenzaron a tomar decisiones muy serias y a cancelar sus operaciones por un tiempo indefinido, sin fecha alguna para retomar su funcionamiento con la envergadura y los alcances acostumbrados.

¿Qué decidimos hacer nosotros? Primero nos comenzaron a llegar correos de clientes y aliados provenientes de los distintos países en los que tenemos presencia (Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Panamá, y por supuesto México). El mismo mensaje que también enviaron a los colegas que organizan festivales cinematográficos: “Debido a la emergencia sanitaria, hemos decidido posponer nuestras actividades…”.

En menos de ocho días del ya lejano mes de marzo nuestro panorama para todo el año de 2020 se modificó radicalmente al grado de que el 95% de nuestras actividades fueron pospuestas o directamente canceladas.

Nos gusta definir a Ecocinema como una plataforma internacional de comunicación basada sí, en el cine y la energía solar, pero sobre todo en un proyecto que busca generar un impacto social trascendente. En los 8 años de existencia de este proyecto, hemos recorrido 180 mil kilómetros y congregado a 250 mil espectadores, sólo en México, y más de un millón en los diversos países en los que operamos. Hemos soportado y superado adversidades tales como robos, deslaves, aluviones, terremotos, crisis políticas, caravanas migrantes, entre otros sucesos, pero nunca una pandemia.

Sopesamos las opciones que teníamos. Llegamos a considerar vender todo el equipo con que contábamos en un par de países, con la esperanza de que el confinamiento y la cuarentena pasaran en el corto plazo para luego recuperarnos trabajando en aquellos menos afectados, excepto que no previmos el mayor problema: todas las naciones en las que tenemos presencia fueron afectadas.

Ante una crisis tan grande y luego de una lluvia de ideas, fue que la directiva internacional de Ecocinema se decidió a retomar un proyecto que teníamos archivado y que se basaba en proyectar cortometrajes desde nuestras unidades equipadas con celdas solares hacia fachadas o pantallas improvisadas afuera de restaurantes con terrazas, hospitales, centros comunitarios, albergues y espacios de similares características. Esa fue la idea primigenia, la semilla de la que surgiría el programa “Todos Juntos”, mediante la que planteamos acompañar las distintas etapas de la emergencia generada por la enfermedad del Covid-19 en tres etapas de ejecución:
  1. Desde Mi Ventana,
  2. Resiliencia y
  3. Volvernos a Encontrar.
De esta manera, el lunes 6 de abril de 2020, en la Unidad Habitacional Teopanzolco de Cuernavaca, Morelos, proyectamos el documental Llévate mis Amores (México, 2014) de Arturo González Villaseñor, con el apoyo de la radio comunitaria morelense Tekuan, de la compañía distribuidora Piano y de la productora Pimienta Films. Fue así como arrancamos la primera etapa, “Desde mi ventana”, llevando las pantallas de Ecocinema a este tipo de unidades habitacionales, bajo la premisa con la que siempre trabajamos: democratizar el acceso al cine.



Si bien es cierto que el uso del Internet y de las plataformas audiovisuales para comunicar, educar y entretener resultan de gran importancia, especialmente en época de confinamiento, desafortunadamente no toda la población tiene acceso al contenido que ahí se ofrece. Fue a partir de esta necesidad que las locaciones comenzaron a elegirse a partir.

Desde aquella fecha hemos realizado 26 funciones de cine, alimentadas todas con energía solar, proyectando en pantallas de 7 y 9 metros de largo, así como en los muros de edificios, y transmitiendo la señal de audio por la frecuencia modulada (FM), en Morelos y la Ciudad de México, mismas que se han realizado gracias a los fondos de organismos internacionales como Transparency International, desde su sede en Berlín, Alemania; el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-México); ONU-Mujeres, The Climate Reality Project América Latina; el Goethe Insitut México, así como gobiernos locales a través del festival Morelos Danza de la Secretaría de Cultura de Morelos. Además del apoyo de las empresas Piano Distribución y Pimienta Films, a lo largo de esta ruta hemos recibido el apoyo incondicional para la programación de títulos y contenidos por parte de Alfhaville Cinema, Ícaro Espacio, Animatitlán, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre otros. Así como la buena disposición de cooperación por parte de Interior XIII y Puro Diez.


Pese a que hemos recibido este gran apoyo para conseguir las películas a exhibir, el recorrido de Ecocinema no ha sido fácil, primero porque nos enfocamos en la búsqueda de locaciones en los que se pueda beneficiar al mayor número de personas, lo que reduce nuestro rango de acción, pues esta actividad normalmente, y por su naturaleza intrínseca, está siempre vinculada a la participación masiva de los usuarios. La incertidumbre e incluso el miedo han llegado a generar cierto rechazo de parte de los colonos de dichas unidades habitacionales. Y resulta natural: las personas normalmente asocian al cine como una actividad colectiva, es por eso que el trabajo de preproducción resulta particularmente extenuante, aunado al tema logístico que esto implica: los autos y sus espacios de estacionamiento, áreas de juegos, obstáculos en general.

Si bien en muchos espacios hemos contado con el apoyo de ciertas dependencias gubernamentales como las de participación ciudadana, cultura o desarrollo social de las distintas alcaldías en la Ciudad de México, hay ocasiones en que es un líder vecinal es el que acaba por convencer a la mayoría de los habitantes del multifamiliar para que podamos llevar a cabo nuestro proyecto con las menores dificultades en el montaje y la proyección misma.



Por supuesto que la actitud de los espectadores cambia por completo cuando comienza la función. Los habitantes muestran otra cara, especialmente porque solemos iniciar con filmes de animación para atraer a los más pequeños. Entre los títulos que hemos programado se encuentran Abuela Grillo (Bolivia-Dinamarca, 2009), de Denis Chapon, o Mateo y el cine (México, 2015), de Luis Felipe Hernández Alanís. Asimismo resulta inevitable es que una gran cantidad de vecinos se acerquen a preguntar a nuestro vehículo, a veces en el momento mismo de montar o proyectar, o incluso días antes, cuando acudimos a pegar los carteles en las entradas de sus edificios o a hacer difusión mediante los grupos de comunicación internos. Por lo regular, al finalizar las funciones, pedimos a los espectadores por micrófono que, a modo de aplauso, enciendan y apaguen sus luces, un aplauso inaudible pero espectacular a la vista.

Con esta iniciativa, Ecocinema ha logrado impactar a 4 mil 800 personas, que han podido ver, además de los cortometrajes mencionados, los programas de Ícaro Espacio, conformados por trabajos de realizadores mexicanos, Batallas Íntimas de Lucía Gajá (México, 2016), El viaje de Unai (España, 2016), de Andoni Canela, Dialogue Earth (Alemania, 2020), de Hank Levine, o Cleo (Alemania, 2019), de Erik Schmitt, entre otras.

Mediante el proyecto “Todos Juntos”, en esta, su primera etapa, “Desde mi Ventana”, Ecocinema logró realizar funciones no sólo en México, sino también en Montevideo, Uruguay, convirtiéndose en la única pantalla viva en el continente durante los primeros meses del inicio de la pandemia provocada por el Covid-19.